Noche (Sobre la nieve se oye)

Sobre la nieve se oye resbalar la noche

La canción caía de los árboles
Y tras la niebla daban voces

De una mirada encendí mi cigarro

Cada vez que abro los labios
Inundo de nubes el vacío

En el puerto
Los mástiles están llenos de nidos

Y el viento
gime entre las alas de los pájaros

LAS OLAS MECEN EL NAVÍO MUERTO

Yo en la orilla silbando
Miro la estrella que humea entre mis dedos

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Autocine

Se lee en la pantalla: sólo para ti
La función empezaría siempre que te duermes
Si no fuera porque, a veces, felizmente la pierdes
Vienes al cine solo
como lo estás en la pantalla
tus encuentros en ella con la primera actriz
aunque fatales no agregan
su nombre a la falacia del reparto:
tú mismo haces todos los papeles.

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Como desde hace años me detestabas

Como desde hace años me detestabas
porque a tu real saber y entender yo había sido
el mal marido de una amiga tuya
me elegiste para hacerme decir de tu marido
cosa que repetiste al inventarla
que yo había dicho de él, entre amigos comunes
en una casa precisa
«es un perfecto mediocre»
se te ocurrió darle esa aguja en el costado
celebro aquí esta gran precisión
de la perversidad femenina
Así compenso mis excesos en gloria y alabanza
de las mujeres
Me gustaría escuchar tu versión de los hechos algún día
pero naturalmente más allá de la muerte .

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Contra los pensamientos negros

Pensamientos
no pensamientos negros
La relación paradigmática de éstos con la muerte es un recurso fácil
una mala metáfora
Los pensamientos no lloran
no se conduelen de sus objetos
tampoco deben ser pensados como auxiliares de la razón contra la locura
(Fourier no anunció sin razón las ciencias de la locura)
El desahuciado observa que, en la perspectiva de la muerte, las cosas
forzadas a ocupar un espacio limitado antes que a fluir en un
tiempo amorfo supuestamente ilimitado
se ordenan como en un cuadro de Mantegna
Nunca antes se había visto así, al centro del escenario
Como un santo con un león a sus pies
Nunca fui un santo ni domestiqué un león
lo importante es el centro del cuadro
como lo veo como lo ven
en el andén de la equidistancia
el de ser sin que esto sea un motivo de orgullo
(¿qué orgullo puede tener el que va a morir?)
el centro de un pequeño sistema planetario
al que, en honor a la claridad, le falta la cuarta dimensión

el tiempo que ciega en punto a la perspectiva.

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De todas las desesperaciones, la de la muerte tiene que ser la peor

De todas las desesperaciones, la de la muerte tiene que ser la peor
ella y el miedo a morir, cruz y raya
cuando ya se puede pronosticar el día y la hora
Hay una fea probabilidad de que el miedo a morir y la desesperación
de la muerte sean
normalmente inseparables como la uña y la carne
Recuerdo a un amigo de otros años él huía de noche de su casa y del hospital
sin más salvoconducto que el que se daría a un condenado en el infierno
se dejaba caer en casa de amigas que no compartían su amor por ellas,
condenadamente bellas
exigía con argumentos propios de la ciencia de la locura
que lo recibieran en esas casas como huésped estable
me parece ver cómo al final de esas conversaciones imposibles
era reconducido a su madriguera por las señoras y los esposos
en medio del gran silencio, él, el gnomo de la selva negra del amanecer
de vuelta a su anticasa
o al aeródromo de los hospitales para que no perdiera su vuelo.

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Destiempo

Nuestro entusiasmo alentaba a estos días que corren
entre la multitud de la igualdad de los días.
Nuestra debilidad cifraba en ellos
nuestra última esperanza.
Pensábamos y el tiempo que no tendría precio
se nos iba pasando pobremente
y estos son, pues, los años venideros.

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Estación terminal

Esta será ya lo veo tu última imagen:
nuestra despedida en el poema en la estación terminal.
No sé por dónde empezarla para que no se me escape nada,
y las gentes las cosas apelotonadas aquí tienen algo de
agobiadoramente comparable a los restos que se enfrían
frases enteras o adjetivos de una pequeña obra maestra
sobre la cual pesara, hasta perderla, esta impaciencia,
nuestro cansancio mi inarticulación la ferocidad del egoísmo
por el cual cuando me empiezan a doler los pies
prefiero la cama a cualquier otra cosa incluyendo
a la poesía que voy a decirlo todo esta noche eres tú,
y, entretanto, no insistas en que un gordinflón de cuarenta años
duerma apoyado en tu hombro, para retenerlo otro poco.

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Hay sólo dos países: el de los sanos y el de los enfermos

Hay sólo dos países: el de los sanos y el de los enfermos
por un tiempo se puede gozar de doble nacionalidad
pero, a la larga, eso no tiene sentido
Duele separarse, poco a poco, de los sanos a quienes
seguiremos unidos, hasta la muerte
separadamente unidos
Con los enfermos cabe una creciente complicidad
que en nada se parece a la amistad o el amor
(esas mitologías que dan sus últimos frutos a unos pasos del hacha)
Empezamos a enviar y recibir mensajes de nuestros verdaderos
conciudadanos
una palabra de aliento
un folleto sobre el cáncer

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Hotel Lucero

Finito todo y también estos brazos
que se me tienden en la semipenumbra
y un hilo -el de la voz- soplo que apenas brota

pero incisivamente de una fuente: la duda
El bello aparecer de este lucero
¿El del amanecer?

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Market Place

Cirios inmensos para siempre encendidos,
surtidores de piedra, torres de esta ciudad
en la que, para siempre, estoy de paso
como la muerte misma: poeta y extranjero;
maravilloso barco de piedra en que atalayan
los reyes y las gárgolas mi oscura existencia.

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Nada tiene que ver el dolor con el dolor

Nada tiene que ver el dolor con el dolor
nada tiene que ver la desesperación con la desesperación
Las palabras que usamos para designar esas cosas están viciadas
No hay nombres en la zona muda
Allí, según una imagen de uso, viciada espera la muerte a sus nuevos amantes
acicalada hasta la repugnancia, y los médicos
son sus peluqueros, sus manicuros, sus usurarios usuarios
la mezquinan, la dosifican, la domestican, la encarecen
porque esa bestia tufosa es una tremenda devoradora
Nada tiene que ver la muerte con esta imagen de la que me retracto
todas nuestras maneras de referirnos a las cosas están viciadas
y éste no es más que otro modo de viciarlas
Quizá los médicos no sean más que sabios y la muerte -la niña
de sus ojos- un querido problema
la ciencia lo resuelve con soluciones parciales, esto es, difiere
su nódulo insoluble sellando una pleura, para empezar
Puede que sea yo de esos que pagan cualquier cosa por esa tramitación
Me hundiré en el duelo de mí mismo, pero cuidando de mantener
ciertas formas como ahora en esta consulta
Quiero morir (de tal o cual manera) ese es ya un verbo descompuesto
y absurdo, y qué va, diré algo, pero razonable
mente, evidentemente fuera del lenguaje en esa
zona muda donde unos nombres que no alcanzan a ser
cuando ya uno, qué alivio, está muerto,
olvidado ojalá previamente de sí mismo
esa cosa muerta que existe en el lenguaje y que es
su presupuesto
Invoco en la consulta al Dios
de la no mismidad, pero sabiendo que se trata
de otra ficción más
sobre la unión de Oriente y Occidente
de acápites, comentarios y prólogos
Un muerto al que le quedan algunos meses de vida tendría que aprender
para dolerse, desesperarse y morir, un lenguaje limpio
que sólo fuera accesible más allá de las matemáticas a especialistas
de una ciencia imposible e igualmente válida
un lenguaje como un cuerpo operado de todos sus órganos
que viviera una fracción de segundo a la manera del resplandor
y que hablara lo mismo de la felicidad que de la desgracia
del dolor que del placer, con una sonriente
desesperación, pero esto es ya decir
una mera obviedad con el apoyo
de una figura retórica
mis palabras no pueden obviamente atravesar la barrera de ese lenguaje desconocido
ante el cual soy como un babuino llamado por extraterrestres a interpretar
el lenguaje humano
Ay dios habría que hablar de la felicidad de morir en alguna inasible forma
de eso que acompañó a la inocencia al orgasmo a todos y a cada uno
de los momentos que improntaron la memoria
con impresiones desaforadas
Cuando en la primera polución
-mucho más mística que la primera comunión- pensabas en Isabel
ella no era una persona sino su imagen el resplandor orgástico de esa creatura
que si vivió lo hizo para otros diluyéndose para ti carnalmente
en el tiempo de los demás
sin dejar más que el rastro de su resplandor en tu memoria
eso era la muerte y la muerte advino y devino
el click de la máquina de memorizar esa repugnante devoradora
acicalada en palabras como éstas tu poesía, en suma es la muerte
el sueño de la letra donde toda incomodidad tiene su asiento
la cárcel de tu ser que te privaba del otro nombre de amor
escrito silenciosamente en el muro
o figuras obscenas untadas de vómito
tu vida que -otra palabra- se deslizó, sin haberse podido
engrupir en lo existente detenerse en lo Pasajero hundir el hocico
feliz en el comedero, golpear por un asilo nocturno
con el amor como con una piedra
la muerte fue la que se disfrazó de mujer en el altillo
de una casa de piedra y para ti de sombra y humo y nada
porque ya no podías enamorar a su dueña, temblando
del placer de perderla bajo una claraboya con telarañas
tienes que reconstituir ese momento ahora que la dueña de la casa es la muerte
y no la otra, esa nada ese humo esa sombra
darte el placer de ser ella y de unirte a ella como los labios de Freud
que se besan a sí mismos

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Nocturno

Eres la primera que te me paseas por aquí
en mucho tiempo a la redonda:
«Víveme, víveme, yo soy inagotable»,
con tu absurda existencia al desnudo:
«has visto tú qué linda soy dímelo chico»
pequeños senos duros rompeolas y el juego de las nalguitas:
«me canso en todo, menos en esto»
Y apruebo lo de mulata canela que te dicen, el relajo
ése de «óyeme, enfermona, tú,
que no somos de palo ni de hierros»
Vaya, como en cada uno de tus condenadas historias
jálate también aquí una conga del carajo.

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Prendan y apaguen la luz a partir del segundo piso

Prendan y apaguen la luz a partir del segundo piso
un…… * paga esa cuenta
y no dejen la puerta abierta
los malandras causados por el régimen
o degenerados por él
recorren hambrientos y borrachos la calle Passy
donde reina la oscuridad
los del segundo que temen por su seguridad hasta ocho candados
resistirían el asalto y no yo
el licenciado Vidriera
pueden decir que la paranoia es el nódulo
de mi pulmón derecho y la sombra en el izquierdo
sólo quiero que apaguen esa luz que cierren esa puerta

*Espacio en blanco en el original.

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Regalo de sueño

El sueño te hace el regalo de una ciudad en la que nunca estarás
ese deseo hecho irrealidad
se levanta por una fracción de segundo, con minaretes, plazas y fuentes
mucho más preciso
que una lámina de……..*
El genio del sueño es un omnipotente arquitecto
Nunca conocerá nadie la inmensidad de las ciudades que
levanta para un solo enfermo
quien no verá de por vida Constantinopla
Una pálida sombra ante el fasto de lo que lleva ese nombre en sueños
de por muerte.

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Si se ha de escribir correctamente poesía

Si se ha de escribir correctamente poesía
no basta con sentirse desfallecer en el jardín
bajo el peso concertado del alma o lo que fuere
y del célebre crepúsculo o lo que fuere.
El corazón es pobre de vocabulario.
Su laberinto: un juego para atrasados mentales
en que da risa verlo moverse como un buey
un lector integral de novelas por entrega.

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Te dimos demasiada importancia

Te dimos demasiada importancia:
el rey de los pasquines en que hacías tus consagraciones
y consagrabas tus desprecios
es de heterogénea y olvidable lectura.
Después de ser la rumia, la rutina «de los caballeros que pastan
en las praderas chilenas»
y el diccionario de los apenados
que compran trabajo a cualquier precio…
se vende por kilos en las carnicerías.

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Adiós

Paris
Una estrella desnuda
Se alumbra sobre el llano

Esa estrella la llevara en mi mano

En Notre Dame
los ángeles se quejan
Al batir las alas nacen albas
Mas mis ojos se alejan

Todas las mañanas
Baja el sol a tu hostia que se eleva
Y en Montmartre los molinos
la atmósfera renuevan

París
En medio de las albas que se quiebran
Yo he florecido tu Obelisco
Y allí canté sobre una estrella nueva

ADIÓS

Llevo sobre el pecho
Un collar de tus calles luminosas
Todas tu calles
me llamaban al irme

Y en todas las banderas
Palpitaban adioses

Tus banderas de los nobles ardores

Al pasar
arrojo al Sena
un ramo de flores

Y entre los balandros que se alejan
Tus balandros que pacen en las tardes
Dejar quisiera el más bello poema

El Sena
bajo sus puentes se desliza
Y en mi garganta un pájaro agoniza

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Alerta

Media noche
En el jardín
Cada sombra es un arroyo

Aquel ruido que se acerca no es un coche

Sobre el cielo de París
Otto Von Zeppelín

Las sirenas cantan
Entre las olas negras
Y este clarín que llama ahora
No es un clarín de la Victoria

Cien aeroplanos
Vuelan en torno de la luna

APAGA TU PIPA

Los obuses estallan como rosas maduras
Y las bombas agujerean los días

Canciones cortadas

tiemblan entre las ramas
El viento contorsiona las calles

CÓMO APAGAR LA ESTRELLA DEL ESTANQUE

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Altazor

Prefacio

Nací a los treinta y tres años, el día de la muerte de Cristo; nací en el Equinoccio, bajo las
hortensias y los aeroplanos del calor.
Tenía yo un profundo mirar de pichón, de túnel y de automóvil
sentimental.

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Aquí estamos

Nada está sujeto a los ojos para siempre
Nada tiene lazos de leyenda a través del murmullo
Sólo tu sombra da el destino y despierta la caverna
Tu lumbre que suspira a modo de subir
Entregándose entera en su esperanza
Como chispa confiada y como signo de su hondura

Volvamos al principio sin conclusión alguna
En virginal salida de la piel vidente
Sin suceso del día ni del año sino largo memorial
De la raíz a la más alta punta
Con los dedos crecidos por el viento
Y el terror de los anuncios obscuros regalados
Humildemente regalados como semillas a la madre
Así el barco buscado por sus aguas
Ha de reconocer los fluidos de su acento
Y será reconocido por las puertas hermanas

La idea es nacimiento y sepulcro de grandes alas
Es vuelo general es huñida de células y huesos
En árbol repentino sin recuerdo aparente
Es un río asomado a su balcón
En el ir y venir de rincones incógnitos
Entre cabezas y corazones asustados por su modo de ser
Infinito alarido por el tiempo enseñado
Con tanta muerte adentro que es cúspide de vida
Interminable océano sacrificado a la noche
Y noche sacrificada al sol que no la espera

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Astro

El libro
Y la puerta
Que el viento cierra

Mi cabeza inclinada
sobre la sombra del humo
Y esta página blanca que se aleja.

Escucha el ruido de las tardes vivas

Reloj del horizonte.

Bajo la niebla envejecida
Se diría un astro de resorte.

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Balada de lo que no vuelve

Venía hacia mí por la sonrisa
Por el camino de su gracia
Y cambiaba las horas del día
El cielo de la noche se convertía en el cielo del amanecer
El mar era un árbol frondoso lleno de pájaros
Las flores daban campanadas de alegría
Y mi corazón se ponía a perfumar enloquecido

Van andando los días a lo largo del año
¿En dónde estás?

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Balandro

Los recuerdos
se han fatigado de seguirme

LA SENDA ERA TAN LARGA

Este viento venía de unas alas
Y los días pasan aullando al horizonte

Como un balandro joven
Crucé muchas tormentas
Entre canciones marineras

Todas las gaviotas
dejaron plumas en mis manos

Tras la última montaña
los meses descendían

Un póstumo cantar nos cerró la salida

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Bay Rum

En tus cabellos se ha dormido
Aquella alondra que voló cantando

CUÁL ERA MI CAMINO

Nunca podré encontrarlo

La cascadas
Pequeñas cabelleras en la orilla
Sus estrellas resbalan y no brillan

En el cielo despoblado
Tan sólo tu cabellera sideral
Suelta sobre la tarde

Aquellas llamas que arden
Oración o cantar

Dame tu mano
Vamos Vamos

Hay un poco de música en el musgo

Huir
hacia el último bosque

Y en la noche
Vaciar tu cabellera sobre el mundo

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Campanario

A cada son de la campana
un pájaro volaba
Pájaros de ala inversa
que mueren entre las tejas

Donde ha caído la primera canción.

Al fondo de la tarde
las llamas vegetales
En cada hoja tiembla el corazón

Y una estrella se enciende a cada paso.

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Camino

Un cigarro vacío

A lo largo del camino
He deshojado mis dedos

Y jamás mirar atrás

Mi cabellera
Y el humo de esta pipa

Aquella luz me conducía
Todos los pájaros sin alas
En mis hombros cantaron

Pero mi corazón fatigado
Murió en el último nido

Llueve sobre el camino
Y voy buscando el sitio
donde mis lágrimas han caído

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Cruz

Algo se ha quedado
Sobre las más tibias lejanías

En todas las rutas
había sangre de mis plumas

Al querer recogerlas
he visto que eran muchas

No es el Cristo que ha pasado
Lento como las horas del Oriente

Mi cruz no cargó mis espaldas
Ni vuela sobre los techos

EN LA CAMPIÑA HABÍA PUNTOS ROJOS

Mi cruz sin alas iba en mi pecho
Y no ha querido nunca cerrar los ojos

Un pájaro se quema en el ocaso
Cuántas cosas hemos olvidado

Mirando hacia la vida
He visto mi cigarro
Que humea en las más tibias lejanías

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Días y noches te he buscado

(De poemas póstumos #3)

Días y noches te he buscado
Sin encontrar el sitio en donde cantas
Te he buscado por el tiempo arriba y por el río abajo
Te has perdido entre las lágrimas

Noches y noches te he buscado
Sin encontrar el sitio en donde lloras
Porque yo sé que estás llorando
Me basta con mirarme en un espejo
Para saber que estás llorando y me has llorado

Sólo tú salvas el llanto
Y de mendigo oscuro
Lo haces rey coronado por tu mano

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Égloga

Sol muriente

Hay una panne en el motor

Y un olor primaveral
Deja en el aire al pasar

En algún sitio
una canción

EN DÓNDE ESTÁS

Una tarde como ésta
te busqué en vano
Sobre la niebla de todos los caminos
Me encontraba a mí mismo
Y en le humo de mi cigarro
Había un pájaro perdido

Nadie respondía

Los últimos pastores se ahogaron

Y los corderos equivocados
Comían flores y no daban miel

El viento que pasaba
Amontona sus lanas

Entre las nubes
Mojadas de mis lágrimas

A qué otra vez llorar
lo ya llorado

Y pues que las ovejas comen flores
Señal que ya has pasado

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El célebre océano

El mar decía a sus olas
Hijas mías volved pronto
Yo veo desde aquí las esfinges en equilibrio sobre el alambre
Veo una calle perdida en el ojo del muerto
Hijas mías llevad vuestras cartas y no tardéis
Cada vez más rápidos los árboles crecen
Cada vez más rápidas las olas mueren
Los récord de la cabeza son batidos por los brazos
Los ojos son batidos por las orejas
Sólo las voces luchan todavía contra el día

Creéis que oye nuestras voces
El día tan maltratado por el océano
Creéis que comprende la plegaria inmensa de esta agua que cruje
Sobre sus huesos

Mirad el cielo muriente y las virutas del mar
Mirad la luz vacía como aquel que abandonó su casa
El océano se fatiga de cepillar las playas
De mirar con un ojo los bajos relieves del cielo
Con un ojo tan casto como la muerte que lo aduerme
Y se aduerme en su vientre

El océano ha crecido de algunas olas
El seca su barba
Estruja su casaca confortable
Saluda al sol en el mismo idioma
Ha crecido de cien olas

Esto se debe a su inclinación natural
Tan natural como su verde
Más verde que los ojos que miran la hierba
La hierba de conducta ejemplar

El mar ríe y bate la cola
Ha crecido de mil olas

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El paso del retorno

A Raquel que me dijo un día:
«Cuando tú te alejas un sólo instante,
el tiempo y yo lloramos…»

Yo soy ese que salió hace un año de su tierra
Buscando lejanías de vida y muerte
Su propio corazón y el corazón del mundo
Cuando el viento silbaba entrañas
En un crepúsculo gigante y sin recuerdos

Guiado por mi estrella
Con el pecho vacío
Y los ojos clavados en la altura
Salí hacia mi destino

Oh mis buenos amigos
¿Me habéis reconocido?

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Ella

Ella daba dos pasos hacia adelante
Daba dos pasos hacia atrás
El primer paso decía buenos días señor
El segundo paso decía buenos días señora
Y los otros decían cómo está la familia
Hoy es un día hermoso como una paloma en el cielo

Ella llevaba una camisa ardiente
Ella tenía ojos de adormecedora de mares
Ella había escondido un sueño en un armario oscuro
Ella había encontrado un muerto en medio de su cabeza

Cuando ella llegaba dejaba una parte más hermosa muy lejos
Cuando ella se iba algo se formaba en el horizonte para esperarla

Sus miradas estaban heridas y sangraban sobre la colina
Tenía los senos abiertos y cantaba las tinieblas de su edad
Era hermosa como un cielo bajo una paloma

Tenía una boca de acero
Y una bandera mortal dibujada entre los labios
Reía como el mar que siente carbones en su vientre
Como el mar cuando la luna se mira ahogarse
Como el mar que ha mordido todas las playas
El mar que desborda y cae en el vacío en los tiempos de abundancia
Cuando las estrellas arrullan sobre nuestras cabezas
Antes que el viento norte abra sus ojos
Era hermosa en sus horizontes de huesos
Con su camisa ardiente y sus miradas de árbol fatigado
Como el cielo a caballo sobre las palomas.

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Emigrante a América

Estrellas eléctricas
Se encienden en el viento

Y algunos signos astrológicos
han caído al mar

Ese emigrante que canta
Partirá mañana

Vivir

Buscar

Atado al barco
como a un horóscopo
Veinte días sobre el mar

Bajo las aguas
Nadan los pulpos vegetales

Detrás del horizonte abierto
El otro puerto

Entre el boscaje
Las rosas deshojadas
iluminan las calles

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Estrella hija de estrella

Había signos en el aire
Había presagios en el cielo
Tenía que brotar la gracia de repente
Con sus pasos de gloria
Con todos sus gérmenes sagrados
Con su aliento de vida o muerte

Venía la belleza de quién sabe donde
Venía hacía mis ojos
Con su andar de planeta seguro de su tiempo…
Es la ley misteriosa que de pronto se encarna
Y se hace realidad en un instante.

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Eternidad

Palabras puntiagudas en el azul del viento
Y el enjambre que brilla y que no canta

LA NOCHE EN TU GARGANTA

Acaso Dios se muere
entre almohadones blancos

Bajo el agua gastada de sus párpados
El aire triangular
para colgar estrellas
Y sobre la verdura nativa de aquel mar
Ir buscando tus huellas
sin mirar hacia atrás

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Exprés

Una corona yo me haría
De todas las ciudades recorridas

Londres Madrid París
Roma Nápoles Zurich

Silban en los llanos
locomotoras cubiertas de algas

AQUÍ NADIE HE ENCONTRADO

de todos los ríos navegados
Yo me haría un collar

El Amazonas El Sena
El Támesis El Rin

Cien embarcaciones sabias
Que han plegado las alas

Y mi canción de marinero huérfano
Diciendo adiós a las playas

Aspirar el aroma del Monte Rosa
Trenzar las canas errantes del Monte Blanco
Y sobre el Zenit del Monte Cenis
Encender en el sol muriente
El último cigarro

Un silbido horada el aire

No es un juego de agua

ADELANTE

Apeninos gibosos
Marchan hacia el desierto

Las estrellas del oasis
Nos darán miel de sus dátiles

En la montaña
El viento hace crujir las jarcias
Y todos los montes dominados
Los volcanes bien cargados
Levarán el ancla

ALLÁ ME ESPERARÁN

Buen viaje

Un poco más lejos
Termina la tierra

Pasan los ríos bajo las barcas
La vida ha de pasar

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Fatiga

Marcho día y noche
como un parque desolado.
Marcho día y noche entre esfinges caídas de mis ojos;
miro el cielo y su hierba que aprende a cantar;
miro el campo herido a grandes gritos,
y el sol en medio del viento.

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Gare

La tropa desembarca
En el fondo de la noche

Los soldados olvidaron sus nombres

Bajo aquel humo cónico
El tren se aleja como un mensaje telefónico

En las espaldas de un mutilado
Las dos pequeñas alas se han plegado

Y en todos los caminos se ha perdido un estrella

Las nubes pasaron
balando hacia el Oriente

Alguien busca su propia huella
Entre las alas olvidadas

Uno
Dos
Diez
Veinte

Y aquella mariposa que jugó entre las flores de los cuadros
Revolotea en torno de mi cigarro.

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Hijo

Las ventanas cerradas
y algunas decoraciones deshojadas
La noche viene de los ojos ajenos

Al fondo de los años
Un ruiseñor cantaba en vano
La luna viva
Blanca de la nieve que caía

Y sobre los recuerdos
una luz que agoniza entre los dedos

MAÑANA PRIMAVERA

Silencio familiar
bajo la bujías florecidas

Una canción
asciende sobre el humo

Y tú

Hijo

hermoso como un dios desnudo

Los arroyos que van lejos
Todo lo han visto los arroyos huérfanos

Un día tendrás recuerdos

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Hija

Tengo tu rostro entre las manos
Oh aire dulce retrato de aire
anillo del mundo y del pasado
tu rostro de silencio
rostro de lámpara tierna
con qué facilidad te formas en mis ojos
como vuelves alegrando la negrura.

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Horas

El villorrio.
Un tren detenido sobre el llanto.

En cada charco
duermen las estrellas sordas,
Y el agua tiembla.
cortinaje al viento

La noche cuelga en la arboleda.

En el campanario florecido

Una gotera viva
Desangra las estrellas.

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Ilusiones perdidas

Hoja del árbol caída en infancia
hoja caída de rodillas
en el centro de su olvido
dulce juguete de esperanzas y relámpagos
sangrando la cabeza malherida
como las ilusiones ópticas
en su palacio de muerte inolvidable
constante barco de corazón doliente
entre naufragio y sombra apresurada.

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