Hay un árbol que canta y un corazón que llora
El rocío en el alma la nieve en la cordura
La savia entre los dedos el temblor en los tallos
Son las caricias dulces de un amor prohibido
Es invierno hace frío y sangra la belleza
El brasero apagado las emociones rotas
Es un canto de siglos: el compás de la calma
O un engendro del alba donde juegan los pájaros
Quiero nacer de nuevo en un mundo intuído
Donde las ramas secas ardan luces heridas
Y emanen otras nubes con diferente lluvia
Quiero sentir la estrella en presunción de tacto
Llorar fuego en el aire cuando mires al cielo
Y templar el suspiro que nieva en tu tristeza.