Ir y quedarse

Ir y quedarse, y con quedar partirse,
partir sin alma, y ir con alma ajena,
oír la dulce voz de una sirena
y no poder del árbol desasirse;

arder como la vela y consumirse,
haciendo torres sobre tierna arena;
caer de un cielo, y ser demonio en pena,
y de serlo jamás arrepentirse;

hablar entre las mudas soledades,
pedir prestada sobre fe paciencia,
y lo que es temporal llamar eterno;

creer sospechas y negar verdades,
es lo que llaman en el mundo ausencia,
fuego en el alma, y en la vida infierno.

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Misterio

En sueños te conocí,
y, del amor peregrino,
he adivinado el camino
para llegar hasta ti.
Tras de aquel sueño corrí
con el dulce y loco empeño
de ser tu esclavo y tu dueño…
Pero aún tú no me contaste
por qué camino llegaste
a penetrar en mi sueño.

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Rostro

Cómo se trenza el amor en las tardes,
mientras todo sucede sin vértigo y el sueño
cumple asilo de formas y de imágenes.
Cómo se trenza y cómo no desvía su ser:
el sueño pende. Los labios se han dormido,
la flor cae de su rizo; sueña la frente y cunde.

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Para evitar esta huida

Para evitar esta huida
hacia una ilusión consoladora
prefiero desenmascarar la complicidad parcial
de la amada antes que idealizar
sus compensadores encantos
prefiero llevar mi desesperación
hasta sus últimas consecuencias
(lo que debe comportar
una solución dialéctica favorable)
antes que…

Versión de Eugenio Castro

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Estallido

El poema estaba por salir
pero las rejas milimétricas, las rejas metafísicas
las nerviosas rejas
lo sostenían en el lado horizontal de la memoria .
… El estallido se produce,
la línea horizontal deviene multitud de líneas
y el poema baja hasta la más tranquila hoja.

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Cuenta el bosque

Corteza de árbol el vestido de novia,
fantasma blanco de resina.
Los días nacen de las noches,
no entre pliegues de luz,
una colina es sólo fango endurecido,
el nacimiento una lejana estrella,
y el poema únicamente voz.
Caza nocturna de sueños,
fisura en la mirada ajena.

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En horas insomnes como rocas

En horas insomnes como rocas
veo tu frente herida por el aire,
tu espalda que el aire descubre y explora,
tu boca entreabriéndose y tus manos huecas
oreadas en la densidad de la noche.
Te escucho arder en gestos desvelados, largos,
veo tus muslos tensos que guardan para sí
su piel más fina y secreta;
me quedan solos tus ojos cerrados al misterio del aire.

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Todo se dio en el pulso

Todo se dio en el pulso,
en un forcejeo celoso,
medianoche de agujeros de odio
que ahogan tus dedos de alga,
niños compitiendo como faros;
sin embargo hubiera sido fácil
en esta insaciabilidad
el verano de la risa,
la red tendida ante la ruina,
ceñida tela para exorcizar
la locura, el dopaje,
Todo se dio a medianoche.

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El desconocido

Un desconocido es mi amigo
uno a quien no conozco
Un desconocido lejano, lejano
por él mi corazón está lleno de nostalgia
Porque el no está cerca de mi
Quizá porque no existe?
Quién eres tú que llenas mi corazón de tu ausencia
que llenas toda la tierra de tu ausencia?

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Rosario

Yo la quería mucho, pero entonces
amar y destruir sonaban parecido,
como en los más confusos poemas de Aleixandre.
Nos casamos con otros. Tal vez así perdimos
lo mejor de la vida. Quién sabe. Hubo una noche
en que ambos acordamos que pudo ser distinto
el rumbo de esta historia de culpa y cobardía.

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Gota

Una gota de anís
resbala por tus muslos
con la indiferencia
de un barco que se aleja.
Suena el color dorado en las orillas del ojo,
del mar del ojo, del mal de ojo.
Sueña una imagen color naranja
con ser, eternamente,
una perseguidora quintaesencia.

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