Análisis de una situación doméstica de Hugo Gutiérrez Vega

Como si no supieras que la noche
toca ya en los antiguos ventanales,
como ignorando al astro que destruye
las risas de la tarde,
suavemente
persistes en la feliz tarea
de remendar las cosas, ocultar deterioros
y presentar las almas de la casa
‘rotitas, pero limpia’, preparadas
para la prueba de los buenos días.
Tejes el entramado de este clima
donde crecen los seres. Nunca notas
que esta bella y terrible serpiente de las horas
se va enroscando al fondo del pasillo.
Me dices con razón que es más bien bella
(nuestro miedo está al fondo del segundo adjetivo).
Pasan los días, se cierran los caminos
y nuestra condición construye puentes.
Corre el río, la tarde se diluye,
el crepúsculo invade las ventanas,
los bellos adjetivos reconstruyen
los cambios de la luz, se multiplican
los signos de la paz y tú sonríes
—esa sonrisa nos levanta el alma—
cuando la tarde oculta sus miradas.
Y como nada pasa, izamos velas
para cruzar el golfo de la noche.