Yo supe del amor.
A vuela sueño del vivir lo tuve,
a grandes sorbos de agua cristalina.
Aún por su estela se me van los ojos
resucitando lunas y caminos
aunque en la malla tiempo esté enredada.
Todavía los mirtos reflorecen
y de perfume embriagan este vuelo.
Atardecido amor que me desvela
y algún lucero allá en su fragua forja,
pero a la noche se lo da juicioso.
Dime en que río interrumpió la barca
con delirante singladura.
Con ese adiós eterno del olvido
aún sus velas se agitan en el aire.
Del sueño al canto se me va el deseo,
de mi espacio al jardín de las auroras
donde el ciprés se crece de nostalgia.
Ya nunca más por tierra, mar y espuma,
ya nunca amor mis huellas por tu estela
que hoy va de vuelo el sueño mío.