Yo venía de otros bullicios
ella traía también en sus silencios
algunos rastros que la vida deja.
A veces me miraba y sonreía
y yo quería tejerle una canción
que anduviera con ella para siempre.
Era febrero
y la dicha existía junto con ella
que no había conocido mis defectos
que ignoraba mis dudas y mis miedos
que creía que por fin había encontrado
un amor irrepetible
y no había sentido nunca
que el amor
alguna vez igual que un cántaro
podía resquebrajarse
y dejar escapar toda su agua cristalina
¿cuánto tiempo puede un corazón vivir sin agua?
Casi tres lustros han pasado
No hablo como quien lo ha perdido todo
tampoco como el que todo lo ha ganado.
Esa mujer está conmigo todavía me
conoce dudoso y decidido fuerte y
cobarde me conoce.
Ha pernoctado en todos los oscuros huecos de mi pecho
ha visitado mis íntimas heridas
sabe de casi todos mis insomnios
juntos tenemos los sueños que pueden compartirse.
Escribo estas palabras mientras duerme
ambos estamos en el mismo lecho
respirando al unísono desnudos
y no sabemos cuál
será el final de este
poema.