Cuando me caigan
las lágrimas,
seguro que el papel
que sostiene
estas palabras
llorará pescaditos de tinta,
que a tristes coletazos
remontarán la meseta
de esta mesa
y escama por escama
construirán el río,
pongámosle un nombre
olvido.
Y allí deshojarán
pececitos de luz…
Salud,
en esta ginebra
me bebo un cardumen de vida
y lloro.