Callad vos, Señor,
nuestro Redentor,
que vuestro dolor
durará poquito.
Ángeles del cielo,
venid dar consuelo
a este mozuelo,
Jesús tan bonito.
Éste fue reparo,
aunque él costó caro,
de aquel pueblo amaro
cativo en Egipto.
Este santo divino,
niño tan benino,
por redimir vino
el linaje aflito.
Cantemos gozosas,
hermanas graciosas,
pues somos esposas
del Jesús bendito.