Cancioncilla de la invitación a la serenidad de Ramón de Garciasol

Dulce te quiero, serena-
mente profunda te quiero.
Un silencio colmenero
melifica la colmena

que no quiere ser locura,
sino luz medida. Mira
y di con los ojos. Tira
esa prisa, criatura.

Moneditas atesora
de sol y tiempo. Se ve
mejor el paisaje a pie,
como manda Dios. Ahora

nace la palabra, brilla
con la hoja, con la nube.
Savia, sangre, sabe, sube
al árbol, a la mejilla.

Ven a recoger dulzura
para el invierno y la pena.
El secreto de la vena
va aclarando su escritura.