Repican como golpes de campana tus pesares,
llamando a funerales espectrales.
Son fantasmas que aúllan estridentes,
recorriendo los misales de tus ritos en la bóveda
celeste.
Son las hostias que tragaste compulsiva
en las noches torturadas de tus rábidos insomnios,
mientras buscas en los golpes de campana
tus demonios.
Son columnas y columnas de soldados infinitos
escalando las costanas de los cuerpos siderales,
mientras tañen como golpes de campana
tus verdades.
Son descargas hemorrágicas que expulsan el deseo
hacia tus válvulas y venas dilatadas,
mientras todas tus ternuras, entre golpes de campana
se quebrajan.
Son, con todo, tus repulsas por los salmos y
alegranzas
abreviadas, por las lluvias en el alma de tus
llantos.
Son los golpes de campana:
la semilla de tus sórdidas sospechas
van sembrando.
Tus deseos omitidos, cuán redobles de campana,
van llamando a funerales espectrales.
Son anhelos retenidos, como golpes de campana
de tus males.