¡Oh lira, que hasta aquí locos amores
en tus vibrantes cuerdas suspiraste,
y dócil a mis voces me ayudaste
a comprar por un goce mil dolores!
Ya que hiciste armoniosos mis errores
y a mi locura seducción prestaste,
herida de otro plectro, da, en contraste,
con acuerdo mejor, tonos mejores.
Llora de los pasados años míos
prolongada maldad, crímenes tantos,
y tan multiplicados desvarios:
de amarga contrición rige los cantos
en que le pida, con acentos píos,
misericordia al Santo de los Santos.