Cuánto me harta
desaguarme de noche.
No resisto
el calambre en la espalda
no recordar de pronto
el día, la hora, el rumbo
la sed atroz.
Al olvidar tus dones
te maldigo.
Repites y repites tus estragos
de melaza en mis piernas.
Has moldeado mi carne
con tu espectro.