Danza de los velos de Günter Grass

Y cae otro
pues tu vestuario, inagotable:
el cajón de los saldos, en liquidación.

Y menos enredada en cada uno,
hay una historia:
continuará.

Y, velada siempre de nuevo,
entregas sorpresas,
a veces trágicas, a veces cómicas.

Y cada tela revela, transparente,
la que sigue, que a su vez
es transparente.

Y en torno a ti, sólo en torno a ti,
gira, gira
a cámara lenta todo.

Y queda intacto
lo que tu codicia -rica en lágrimas­
ha ahorrado.

Y así, una y otra vez,
la belleza tapada sigue siendo
especulación.

Y como cinco mil años y más,
bajo velos, están almacenados,
no cesa nunca, tu danza.

Y yo -acostumbrado al striptease­
te voy mirando, impaciente,
y un poco enervado.

Versión de Eustaquio Barjau