De cómo robó el poeta un racimo en un viñedo de Luis López Anglada

Cuando en algún momento del viaje
viste un viñedo donde el sol cantaba
me pediste un racimo. Todo estaba
coronando a Septiembre en el paisaje.

Corté un racimo para ti y lo traje
tan maduro a tus labios que estallaba
como si el dulce zumo que sangraba
a tus labios rindiera un homenaje.

Nunca a más suavidad llevó el destino
lo que en las uvas iba para vino
y encontró en tu garganta su condena.

Y nunca ya mí corazón amante
volvió a encontrar, como en aquel instante
tan bello el hurto de la viña ajena…