Extíngueme los ojos: puedo verte
tápame los oídos: puedo oírte
y aun sin pies puedo ir hasta ti
y aun sin boca puedo conjurarte.
R. M. Rilke
Desde nunca te quiero y para siempre,
desde todo y quizá y para siempre,
desde el rotundo rayo que sube por la acequia de las horas
al látigo crecido en mis pupilas ponientes,
veloz mi voz, mi viento:
-vértigo de desembocadura.
y el más ingrato delta para acabar el viaje.
Hasta la nada espero,
hasta lo lejos de la memoria inútil
(y el cráter sin crepúsculo,
hasta la duda embriagada de rótulos celestes,
en la fiebre y la luna imantada de agosto.
A través de la vela que tú enciendes
en la retina de la noche,
en los ocultos ámbitos
que otro día robamos con las manos abiertas.
Detrás del volumen vacío y el hueco vulnerable,
donde habita la escarcha tiritando entre ortigas
y otro pájaro múltiple
se hace alquimia improbable.