Emilio Adolfo Westphalen
Anochece sobre la línea del tranvía.
Los avisos luminosos de Limatambo
son más lejanos aún que las estrellas.
No hay estrellas.
La fatiga es más larga que este día.
Antes de despedirnos
me invita a su casa.
Bebemos un vaso luminoso
como el último refugio en la tormenta.
No habla. Yo no nombro
tanta bondad, tanta sabiduría.
Y anochece.