A la hora del alba cuando el sueño
me abandona,
recorro los momentos
de nuestro amor, en busca
de los rostros de entonces,
los sueños, las palabras.
Todo en vano.
Nos fue borrando el tiempo,
sus implacables manos,
deshaciendo los cuerpos para sólo
dejarnos, viva llama, que no cesa
de arder en el vacío.