Siempre tengo una libreta con los ojos abiertos para que me descubra las cosas de este mundo. A veces atrapo sólo insectos; otras, una mañana, un lunes, por la tarde, dibujo un pez y el fuego para prepararlo. Mi cuaderno es como un cheque en blanco en el que se multiplica el mundo.
A veces se refugia en un bar o en un café y deja que el bullicio violente sus cuadrículas: la guerra se aproxima, explota transbordador en pleno vuelo.
Mi cuaderno: pedazo de cielo iluminado por el rayo; en sus renglones caben los siete pecados capitales y los tres continentes, la historia de la antigua cultura y la biografía de mis vecinos.