Amigos míos, hermanos míos, cegad a la mujer morena
Que los ojos de la mujer morena me están envolviendo
Y me están despertando de noche.
Amigos míos, hermanos míos, cortad los labios a la
mujer morena.
Que son maduros y húmedos e inquietos
Y saben hacer voluptuosa cualquier frigidez.
Amigos míos, hermanos míos, y vos que amáis la poesía
de mi alma
Cortad los pechos de la mujer morena
Que los pechos de la mujer morena ahogan mi sueño
Y traen colores tristes a mis ojos.
Joven campesina que atraes cuando paso en las tardes
Llévame al casto contacto de tus ropas
Sálvame de los brazos de la mujer morena
Que son lazos, y quedan extendidos inmóviles hacia
mi cuerpo
Son como raíces que huelen a resina fresca
Son como dos silencios que me paralizan.
Aventurera del Río de la Vida, cómprale mi cuerpo a
la mujer morena
Líbrame de su vientre que es campo matinal
Líbrame de su espalda que es como el agua deslizándose
fría.
Blanca abuelita de los caminos, reza para que se vaya
la mujer morena
Reza para que se sequen las piernas de la mujer morena
Reza para que la vejez roa por dentro a la mujer morena
Porque la mujer morena está doblando mis hombros
Le está trayendo una tos insana a mi pecho.
Amigos míos, hermanos míos, y todos vosotros que
aún guardáis mis últimos cantos
¡Dad muerte cruel a la mujer morena!
(Traducción: Alex Fleites y
Manuel Rodríguez Ramos)