Estoy midiéndome con Dios de Juan Ramón Jiménez

Enmedio de la mar, un barco, éste, mide, corta, precisa, sitúa, relaciona su conciencia, la mía, dios.
No vamos por la mar (yo solo con el barco, mientras los otros duermen) vamos por tu conciencia,
que es ahora redonda, gris, lluviosa, acojedora como yo mismo, dios ahora, en esta hora.

Esta es la noche igual a aquella de mi partida, la de la pureza del mar, mar de igual ola, aquella de la puerta
de la luna a la que se llegaba por su propia estela, luna velada hoy por la cortina de tu lluvia. Vamos, dios, por
conciencia de agua total en hilos de arpa de alta música con acompañamiento de honda densidad moral.

Y, en medio de la mar, tu jeometría surje de pronto, te sitúa, corta, mide, precisa, relaciona conmigo y en tu
barco que vijilo; barco que parte en tres mi vida: una vida en el este, otra en el sur, ‘otra en el norte; y yo sereno
enmedio de la mar de oeste, lleno de amor, el centro de rosa de las lluvias del amor. Lleno de amor, el mío, un
barco y yo, el amor enmedio del amor, de tanto amor que necesita el mar para medirse, dios. Y enmedio de la
mar yo estoy midiéndote, enmedio de la mar y en este barco, éste, estoy midiéndome contigo, dios.