Fragmento VIII /2 de La marcha de 150.000.000 de Enrique Falcón

Esta es la comarca
donde dieron tu cuerpo a la llanura
donde tú, tus caderas
erais agua y volteo de matanzas, mano
meciendo el hambre, tú loca canción.
Dame un nombre con el que acusarte
ahora en que te tiemblo ante la tumba:
ésta, la comarca
–tu furia tierna en los delirios,
mientras mojamos tres dedos en la cruz,
flor para el caído
y puerta abierta en el lamento y los disparos.

(Miente al filo de los últimos en caer
invéntame tu historia
sé de nuevo voz de la miseria
en ti ésta es la miseria y su desnudo
roba tú el poema de los carceleros
invéntame
agacha la cabeza).

Para salvarnos
para decirnos agua, espera, revolución, sábana vencida
para salvarnos hemos vuelto del desastre
y hemos sido abril, el mes que te rindieron
abril aullido
abril cansado,
abril de insectos tiernos en mi manta
abril boca
abril lúbrico de los muertitos en pendiente
abril luz
abril posible
abril tripa vértigo y lamento
abril torpe
abril de las estudiantes y el interrogatorio
abril sin
abril pequeño
abril de la tormenta, del pájaro, la estampida
abril de la que muerde sus manitas
abril de la niña loca
abril del hombre de gritos
(no yo):
abril de antes
abril verbo pulgar
abril niño sucio que caes de mi lengua
abril sucio
abril ensuciándome degollación de quiénes
abril en las detenciones paramilitares
abril de los perdidos
abril permiso para las masacres en los mapas
abril disparo
abril blanco es tu silencio en las tardes públicas
abril derrota
abril siendo
abril tú (no quiero)
abril de las barricadas, enormes, boreales,
abril del muchacho en hora
abril del que cantaba en mi piel
abril hasta donde tú no has venido
abril lejos
abril instrumento-para-hacer-revueltas
abril calculadas en los nichos de tortura
abril amarte
abril de la espalda caída detengo su flor
abril y
abril y
abril cansarte
abril responde a la voz de los vencidos
abril deforme
abril desecho
abril torcido
abril in
abril inacabado
abril para el proceso
abril para el proceso popular
abril para el proceso popular de los niños tontos,
para los que hemos venido a salvarnos,
para los de nunca y dónde,
agachándonos la cabeza,
disparando a la comarca.