Abriré las nevadas cordilleras
que componen, amor, tu geografía
y subirá un caballo de alegría
hasta el gozo floral de tus caderas.
Horizontales nardos y laderas
que la espuma del mar envidiaría
le pondrán a mis besos, como guía,
el distintivo de tus primaveras..
Apuraré los últimos pudores
que limitan el reino de las flores
allí donde la vida canta y cuenta.
Y quedaré junto a tus campos puros
como quedan los árboles maduros
después de haber vencido a la tormenta.