GLOSAS EN HOMENAJE A J.G. de Ángel González

I

Sí:
la realidad propone siempre sueños,
mas sólo uno entre muchos elige la mirada.

De quien madruga a verla,
y no del sol,
procede
—aunque él no se lo crea—
la luz
que ordena y fija el mundo
en sus formas más bellas:
Damas altas, calandrias…

Vistas así las cosas,
iluminadas por amor tan claro
¿cómo van a negarse?
Dóciles, entregadas
a su más alto vuelo,
se demoran, esperan, se eternizan.

II

Cazadoras al filo de la aurora.

Cobrar la plenitud, guardar el canto
como trofeo y ¡a volar las alas!

Contra un mundo fugaz, esquivo y raudo,
que salta a su «seré» de el «ya he sido»,
pupilas aún más rápidas
lanzan dardos certeros.

Difícil blanco ofrece hoy la mañana:
escorzo de cristal que pasa huyendo
de no sé qué jaurías invisibles.
¿Un instante del iris?
Rasga el silencio y…
¡Luz ilesa!

He ahí la eternidad, en dos palabras.