Hay que vivir la vida como un sueño.
Respirar el fondo profundo de la pesadilla
sabiendo que hay un despertar.
Hay que vivir la vida como si tuyo
fuera el guión y otro el protagonista:
la calle en un día de lluvia
contemplada desde la ventana.
Vivir es el humo del cigarro
que se consume entre los dedos.
Sólo la ceniza perdura, Ave Fénix
en metamorfosis.
Vivir es una maravilla con Alicia
en el país del cuerpo, y un naipe
en la mano que se deshoja
igual que las margaritas.