Busco tu corazón.
Hacia ti vuelvo.
Dame mi soledad,
mi viento estremecido,
mi universo.
Desnuda de toda ansia,
de toda vanidad,
a ti me entrego.
Ya no cantan mis ríos;
desfallecen.
Ya no claman mis bosques.
¿Es la muerte?
Nada respondes.
Subes, inacabable, eterno.
Nada respondes, río de sangre y sombra,
pero clavado allí, yo te presiento.