A Joan Vinyoli
El tiempo libre que carece de horas
arreciará en las páginas en blanco
abiertas ante el miedo y contra el cálculo
de prodigar las noches asediadas
por la arena que sangra en el oído
ante un par de pupilas desveladas.
Es la norma y el rito y es el grito
y damocles sin riesgo y sin espada
y es una travesía monocorde
que petrifica en vilo al argonauta
de ningún viaje y aventura nula
y a solas delirando entre murallas.
Ni lleno ni vacío. Pasa el mundo
y avisos como esquelas. Nadie aguarda
que ocurra lo de siempre, como nunca
algún fragor, un tono, la fulmínea
divagación de un sueño o forma humana.
Las páginas en blanco no son libres
ni siquiera en las noches inundadas
por la vigilia sorda de las horas
que caen en la arena, desangradas.