Los dedos de la nieve
repiquetearon
en el tamboril
del espacio.
Parábolas de nubes
forman un halo
de cristal,
sobre el monte nevado.
Una línea
y un plano.
Quiero poner mi vista
sólo en el espacio,
que es sencillo
y a la vez complicado.
Los dedos de la nieve
repiquetearon
en el tamboril
del espacio.
Parábolas de nubes
forman un halo
de cristal,
sobre el monte nevado.
Una línea
y un plano.
Quiero poner mi vista
sólo en el espacio,
que es sencillo
y a la vez complicado.
A Luis Buñuel
Los árboles negros,
cruzan
sus ramas,
pidiendo
un poco de agua.
Los árboles negros,
clavan
su mirada,
en el cielo.
A los árboles negros,
no les cae agua,
y casi secos,
fijan sus ojos
en la tierra sin jugo
y sin aliento.
Sobre la tierra,
cae la simiente,
que lleva en su cuerpo,
el germen
de la vida,
latente.
La tierra
se mueve.
En el ovario
de Dánae ardiente,
Zeus,
deposita el semen,
que transforma
el grano en verde.
Un viento inesperado hizo vibrar las puertas
y nuestros labios eran de cristal en la noche
empapados en sangre dejada por los besos
de las bocas perdidas en medio de los bosques.
El fuego calcinaba nuestros labios de piedra
y su ceniza roja cegaba nuestros ojos
llenos de indiferencia entre cuatro murallas
amasadas con cráneos y arena de los trópicos.