La aventura pende del cuello de su rival
El amor cuya mirada se encuentra o se extravía
En los espacios de los ojos desiertos o poblados.
Todas las aventuras del rostro humano
Gritos sin eco signos de tiempos muertos que nadie recuerda
Tantos rostros hermosos tan hermosos
Ocultos por las lágrimas
Tantos ojos tan seguros de sus noches
Como amantes que mueren juntos
Tantos besos al abrigo de la roca y tanta agua sin nubes
Apariciones surgidas de ausencias eternas
Todo era digno de ser amado
Los tesoros son paredes con sombra ciega
Y el amor está en el mundo para olvidar al mundo.
De «Défense de savoir»
Versión de Aldo Pellegrini