La canción del pordiosero

Y fue en vano el grito de dolor

que lanzó en medio del Desierto

Su alma era un depósito de oscuros recuerdos.
Su calma, sólo una forma de fingir.

Miró a todas partes:
nadie acudía a salvarlo.

Una inmensa ola, nacida en el infierno,
lo arrastraba y ya no sentía dolor.

Mejor era el placer de saberse ido,
borrado de la faz de la Tierra.
Y en medio del abismo que esperaba a su angustia, pensó:

si la flor hubiera sido eterna…

Y luego, todo cesó.