(Incrustaciones en una pared)
y prohíbele juntar las piernas para siempre
la guerra y la paz
«o estás con dios o estás con el diablo»:
te dije que era mentira
pero ya mejor no te digo esto
encorvas tu tronco y sumerges la cabeza
en un hoyo
húmedo, el mar
(Buñuel tiene una escena con avestruz)
y el Papa pontifica / dice:
la paz os dejo,
pero la paz es piedra solitaria
donde orinan los burros o camellos
del desierto
esta paz no es nuestra
no tiene olor / ni sonido / y es una
caja de cuero
muda con folios amarillos:
¿Atahualpa no entendió a Valverde
o al revés?
¿Y de quién fue la paz
y de quién la guerra?
– Who are you?
– Atahualpa, and you?
– Shit!
Sí, prohíbele (verano) juntar las piernas para siempre
que abra bien el ojo / y mire
el escenario en humo y sangre
decenas de individuos sucios y
tatuados
corriendo
huyendo
¿de Atahualpa o del otro?
el Cardenal en Lima
ansía la paz
pero la paz es hueso desabrido / que lamen multiplicados los perros
no juntes las piernas, amor
ábrelas / como el mar
hacia las certezas de hoy
porque el absoluto inexiste
aunque llores / por tocarlo o
pasarle tus perfectos labios temblorosos
mejor bésame y
estudia
la tensión dialéctica de
la piel
abriéndose / cerrándose
en palpitación cardial por ti
por tu belleza fuera de foco:
contornos entreverados como
el cotidiano
una ciudad nerviosa
como tu jadeo
un pito reventado como el tuyo
entre carros y
batallas como las nuestras nocturnas
y diurnahs
sangre derramada
en menstruación de trincheras expectantes
– «la neblina es una solapa super
ficie de orgasmo»
para nacer he nacido y
para nacer hay que morir
el viejo / orden pasa con sus cadáveres
sobre la proa
la neblina invade
Hitchcock menea la cabeza y dice:
En el cine todo lo que quieras
pero nadie tiene derecho de quitar la vida a otro
Es la culpa / la paz
el Papa pontifica el
Cardenal reclama unión de los peruanos:
El Perú es un pueblo
que quiere paz
– «Ningún cilindro se llena
sin vaciarse»
¿y qué hay al centro de una rueda que gira?
sólo el centro
rubí en vértice
un alma magenta
nacido desnudo entre c a r r o c e r í a s i n c e n d i a d a s
la paz no existe sin la guerra ni el amor
amo la paz no la paz de la oveja
penetraré tus nalgas sólidas
/el mar erguido/
gritarás gritaré
El dominico Valverde solloza al infinito
sol sobre nuestro polvo
y la nave del viejo orden va
sin culpa con sus cadáveres arrastrados
dirás qué riiiiico!
sudaremos
el Imperio será nada
y los tarugos negarán
como aprendieron en el cole-
gio
sólo entonces el ajeno
rosedal
y húmedas espadas hibernando sobre rocas:
todo embarrado de belleza