oigo constantemente hablar de ella
como si fuera la culpable de todo;
pero observen qué suave y decidida
ella viene a sentarse debajo de nosotros
¿por qué entonces mancharle
su buen nombre
y prodigárselo
al presidente de los ee.uu.
a la guerra, a los policías,
a los capitalistas?
¡qué transitoria es ella,
pero qué permanente
todo cuanto cubrimos con su nombre!
he llegado a creer
que estamos explotando
a esta pacífica condescendiente.
si la hemos estrujado y exprimido
¿sería ahora el turno de ella
de exprimimos la rabia?
acaso no nos ha confortado?
suave de consistencia
y singularmente no violenta
ella es sin duda de todas las obras del hombre
la más pacífica.
¿en realidad qué nos ha hecho ella ?
De «Poesías para los que no leen poesías» 1971
Versión de Heberto Padilla