LA MUSA de Anna Ajmátova

Cuando en la noche oscura espero su llegada,
se me antoja que todo pende de un hilo.
¿Qué valen los honores, la libertad incluso,
cuando ella acude presta y toca el caramillo?

Mira, ¡ahí viene! Ella se echa a un lado el velo
y se me queda mirando larga y fijamente. Yo digo:
«¿Has sido tú la que le dictó a Dante las páginas
sobre el infierno?»
Y ella responde: «Yo soy aquella.»