La nieve está en mi corazón como el silencio en las habitaciones de los balnearios: densa y profunda, indestructible.
La nieve está en mi corazón como la hiedra de la muerte en las habitaciones donde nacimos.
Y el tiempo huye de mí con un crujido dulce de zarzales.
Nieva implacablemente sobre los páramos de mi memoria. Es ya noche entre los blancos cercados.
Cuando amanezca, será ya siempre invierno.