No quiero la pipa curva,
ni tu pañuelo bordado,
ni las rosas -los domingos-
ni el cestillo con pescado.
Y, marcharé de este puerto
hacia otro puerto distante
para que decir no puedas:
-¡La pescadora es mi amante!
No quiero la pipa curva,
ni tu pañuelo bordado,
ni las rosas -los domingos-
ni el cestillo con pescado.
Y, marcharé de este puerto
hacia otro puerto distante
para que decir no puedas:
-¡La pescadora es mi amante!