Presiento tus palabras a través de los muros
de una habitación que será eterna.
Hay un país que crece
con la sustancia de los sueños
y una casa cerrada
en la que se acumulan los escombros
de una luz suficiente.
Quizá no fuera ésta la vida que esperábamos,
pero sí es el lugar.
Aquí donde se alzan
contra un cielo de piedra
una pared caída y luego otra,
serán nuestras palabras las que nos den cobijo.
Lo poco que tenemos,
lo mucho que tenemos está aquí, delante de nosotros.
Yo pongo la ventana,
tú los tallos, los zarcillos azules,
las silenciosas bayas transparentes.