Las sendas de Oku de Matsuo Bashō

No hablaron una palabra
el anfitrión, el huésped
y el blanco crisantemo.

* * *

Ah, este camino
que nadie recorre,
excepto el crepúsculo.

* * *

El camino de la muerte,
a pesar del sol de otoño,
¿quién querría emprenderlo?

* * *

La luna de la montaña
ilumina también
a los ladrones de flores.

* * *

¿Admirable,
aquel que no piensa: «la vida huye»
al ver el relámpago?

* * *

También esta cabaña de paja
en este mundo tornadizo
ha de transformarse en casa de muñecas.

* * *

¡Qué gloria!
Las hojas verdes, las hojas jóvenes,
bajo la luz del sol.

* * *

En la montaña de verano,
adoro las sandalias divinas;
viaje a la vista.

* * *

Quedó plantado
el arrozal
cuando me despedía del sauce.

* * *

De los cerezos en flor
al pino de dos troncos:
tres meses.

* * *

Pétalos de lirios
atarán mis pies:
los cordones de mis sandalias.

* * *

Bajo un mismo techo
durmieron las cortesanas,
la luna y el trébol.

* * *

Muévete, oh tumba,
muestra que me reconoces:
soy el viento de otoño.

* * *

Frescura de otoño.
Melón y berenjena
para cada huésped.

* * *

El sol brilla, brilla
sin compasión.
Pero el viento es de otoño.

* * *

Si he de morir
en el camino,
que sea entre los campos de trébol.

* * *

Desde hoy el rocío
borrará tu nombre
de mi sombrero.

* * *

Entre las olas:
acá, los pétalos,
allá, las conchas.

* * *

Al despedirme,
escribí algo en el abanico,
pero lo borré.