Lo peor de todo era el atardecer.
Cuando las aves frías tachonaban el bosque
de rumores y sombras,
tu recuerdo me ceñía las costillas
como un pulpo de fuego…
Daniel: ¿Por qué me has abandonado?
Lo peor de todo era el atardecer.
Cuando las aves frías tachonaban el bosque
de rumores y sombras,
tu recuerdo me ceñía las costillas
como un pulpo de fuego…
Daniel: ¿Por qué me has abandonado?