Pude haber extraviado tus secretos pero vi
una gran manzana podrida en la cofia del sacerdote.
Mi vientre lleva las cirugías de la luz. Mi hijo
extraviado en mis vidas anteriores, en mis muertes,
en los crujidos del bosque que sangra sobre la nieve.
Luego salen del bosque los hombres que abren las bolsas
y huyen con los furiosos secretos.
* * * * *
Orgía. Hay tantas marcas en tu aliento de un cuerpo que tuve hace mucho.
* * * * *
Entre las reses y las estrellas había tres prostitutas.
La más joven esperaba a la aurora con un revólver entre los pechos.
Pero nadie sabía nada de la aurora. Pero nadie sabía nada de la aurora.
* * * * *
Cobijo a mi madre. Nunca la vi a plena luz. Su vestido de gasa se oscurece en las fotos
y yo la sostengo en el rocío. Corro mi cadáver para que ella pase por el espejo.
Cobijo a mi madre. Quiero ser la esclava de la nieve donde persiste su entornada canción levísima
bajo mis pies. Cobijo a mi madre o su rodilla tabú o su mano tabú o su sonrisa en el borde de otra mujer
que se aleja por los siglos de los siglos. Nodrizas bicéfalas me cuidaron al alba. Levantaron las tazas,
hundieron mi pelo en el agua hasta la orilla del mundo. Cobijo a mi madre por teléfono (del otro lado
ella vuelca mis sonidos en un pozo) . Oh madre mía, oh padre mío, he sido vaciada y he sido colmada.
He sido roída, mimada, tramada, separada, sustituida, succionada, complacida, desalmada, tapiada,
carbonizada. Madre mía, padre mío, he sido vaciada y he sido colmada. Cobijo a mi madre.
Sigo su rastro inmóvil. Ella camina por el bosque adentro de mis pasos. Pero yo no puedo entrar a la casa
de la foto velada. Estoy en el lugar donde algo formula, fabrica, limpia, tritura, ordena, adjudica, requiere,
almacena y desde tan alto lugar me arrojo porque ese lugar esbelto hiere mi cuerpo de abajo, el cuerpo
que se desprende de lo hondo, desfigurado por lo hondo, reverdecido por lo hondo. Cobijo a mi madre.
El aire mueve su rostro en el andén. Alguien vendrá a encontrarla y hará girar en ella el tiempo,
otro tiempo, otro día.