Metropolitano de Gottfried Benn

Aguaceros suaves. Flor temprana. Llega
del bosque un aire a pieles cálidas.
Se alza el enjambre púrpura.
Asciende la gran sangre.

Ella, desconocida, viene a través de toda esa primavera.
El pie, la media, ahí, sí, pero concluye y se cierra
lejos, inalcanzable. Sollozo sobre el umbral.
Florecer tibio. Humedades ajenas.

¡Oh, cómo derrocha su boca el aire tibio¡
Tú, cerebro de rosas, sangre de mares, media luz en las alturas,
tú, bancal terrenal, cómo fluye fresco de tus
caderas el hálito que te envuelve al caminar.

Oscuridad: ahora vive bajo su vestido:
sólo animal blanco. Despreocupado; mudo aroma.

Un pobre perro cerebral. Sobrecargado con Dios.
¡Estoy tan harto de esta frente mía! Oh, si un andamio
de espádices la desprendiera suavemente
y se hinchara y retemblara y goteara con ella.

Tan desprendido. Tan cansado. Quiero caminar.
Anémicos los caminos. Canciones en los jardines.
Sombras, diluvio. Dicha lejana. ir muriendo
hacia el profundo azul liberador del mar.