He alzado mis desnudos brazos
hacia el cielo
rogando agua,
sin respuesta.
He hundido en las entrañas de la tierra
mis nudosos dedos
en busca de la fuente,
inútil.
He alzado mi delgado cuello
oteando el horizonte
en busca del oasis
y sólo veo arena.
Muero de sed
esperando la lluvia milagrosa
mientras
sigo cayendo
bajo el filo del hacha