Le spectre de la realité traverse ma pensée
Víctor Hugo
Huraño el bosque muge su rezongo,
y los ecos, llevando algún reproche,
hacen rodar su carrasqueño coche
y hablan la lengua de un extraño Congo.
Con la expresión estúpida de un hongo,
clavado en la ignorancia de la noche,
muere la Luna. El humo hace un fantoche
de pies de sátiro y sombrero oblongo.
¡Híncate! Voy a celebrar la misa.
Bajo la azul genuflexión de Urano
adoraré cual hostia tu camisa:
«¡Oh, tus botas, los guantes, el corpiño…!»
Tu seno expresará sobre mi mano
la metempsícosis de un astro niño.