Pesada sobre ti. La cara busca
un encaje en tu cuello, y va hablando.
Entra la luz de nieve, y recuerdas
qué frío teníais. Ella te va contando
cosas y cosas, y escuchas y olvidas,
como si te contase un sueño. Hasta que te dice
que el otro día te engañó. Tiemblas.
«¿Por qué te sorprende? Ya lo sabes, que a veces
alguno se me lleva.»
«Quizá no me ha sorprendido,
pero me da pena.»
Y ella se te endereza,
se aleja de la injuria en que quiere
endurecerse tu cuerpo, y con ojos encendidos:
«Más me da a mí. No sabes cómo es. No hay
nada más -horrible. Te encuentras encima
un hombre cualquiera…»
«Quizá no me ha sorprendido,
Y sales de ti.
Tiemblas. No hace mucho, por la calle,
ella tenía frío a tu lado.