Oficio de verano de Diego Jesús Jiménez

A Francisco Fernández

Al borde del estanque se apresura
por derramar un pájaro su idioma;
roza a las flores, sufre con su aroma
la levedad de ser substancia pura.

Inclínase la flor en la amargura
de ser sólo el reflejo al que se asoma;
agua, por fin, que del estanque toma
sólo la soledad de su agua obscura.

En negras transparencias y humedades
por sonidos y sombras dibujadas
brilla fa luz de un pájaro en su vuelo;

luz que en la tarde rompe las verdades
de la flor en el agua reflejadas
al deshacer su imagen y su cielo.