¡Oh, qué secreto, damas, oh, galanes,
qué secreto de amor! ¡Oh! ¡Qué secreto!
¡Qué ilustre idea! ¡Qué sutil conceto!
Por Dios que es hoja de me fecit Ioannes!
Hoy cesan los melindres y ademanes,
todo interés, todo celoso efeto;
de hoy más Amor será firme y perfeto,
sin ver jardines, ni escalar desvanes.
No es esto filosófica fatiga,
transmutación sutil o alquimia vana,
sino esencia real, que al tacto obliga.
Va de secreto, pero cosa es llana,
que quiere el buen letor que se le diga:
pues váyase con Dios hasta mañana.