Allende el orbe de rodar más lento
llega el suspiro que mi pecho exhala:
nuevo intelecto con que Amor escala
célica altura en alas del lamento.
Cuando alcanza la cima de su intento
ve la Mujer que otra ninguna iguala
por su esplendor: a quien todo señala
de Amor para el más alto rendimiento.
Viéndola así, con voz sutil, ardiente,
Amor le habla al corazón doliente
que lo interroga y no comprende nada.
Soy yo quien me hablo a mí y ante la bella
membranza de Beatriz, todo destella
y lo entiende mi mente iluminada.