Si cada ladrillo hablara;
Si cada puente hablara;
Si hablaran los parques, las plantas, las flores;
Si cada trozo de pavimento hablara,
Hablarían en Español.
Si las torres, los techos,
Los aires acondicionados hablaran;
Si hablaran las iglesias, los aeropuertos, las fábricas,
Hablarían en Español.
Si los sudores florecieran con un nombre,
Se llamarían González, García, Rodriguez o Peña.
Pero no pueden hablar.
Son manos, obras, cicatrices,
que por ahora callan.