Tierra mía: es hora de quitarse la capa nocturna
y dejar que el alba crezca
en todas las ventanas
en todas las guitarras
en toda la alegría de los niños
que ascienda invicta
como flor de izote
y deposite en el aire su más puro beso
que emerja
como la espuma del mar
y cabalgue el oleaje de los enamorados
que vuele horizontal
como la espiga
y descubra la canción alegre del maíz
que para siempre habita el hombre
y su corazón por repartir
que en tu blancura sólo haya un mapa de miel
dibujado a golpe de palabras
por todos los poetas