Para ser cómplice del paisaje que bate a todo vuelo
Como un fuego bien alimentado arriba las manos!
Los niños son culpables de sus ojos verdes sin fin
Ellos han disipado el cielo en pleno día
Con sonrisas encantadoras
Con juegos que no son más inocentes
Las nubes dentro de la bañera el respeto a los mayores
Y las grandes trampas de los cálculos precisos.
Las playas están guardadas por ciegos de ocasión
El sentido del tacto en el ojo de las bañistas
Y la curva de la fiebre sobre las grandes rocas
Ellos han perdido su tiempo en plena costa
Sin una palabra de recompensa permanecen en sus puestos
Sobre la balanza deliciosa del buen tiempo.
El pulpo el lobo el tapir el armiño
No son más que el juego de la memoria
Puesto de relieve por la escala animal
El rostro en el desierto las manos en pleno campo
Han quebrado el anillo de las balanzas.