Pavesse que fue ayev de Esteban Charpentier

Vendrá, ya lo intentó tres veces
Pensará que ha hecho cosas
Pero no las hizo
La muerte como la soledad,
son compañía
en los verdaderos silencios
y tendrá que vestirse de nuevo
acaso con las mismas ropas
Tus ojos se estarán luciendo
pergeñando guiños certeros
Esta muerte que cambia de escena
acto tras acto
que nos acompaña
de ilusiones tardías
de la mañana a la noche
de la noche al viento
insomne en cada víspera
inmutable como un presagio
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo
Lo gritan, lo están gritando
Tus ojos noblemente inmaduros
Cómplices de mi entelequia
Serán una palabra vana
La alegoría de mi garganta
Un grito acallado en las sombras
El mensaje inesperado
Un silencio

Así los ves cada mañana
Saciados hasta los huesos de estrellas
Me ves desde lo húmedo
Cuando te inclinas sola ante el espejo
¡ Oh querida esperanza
Infierno lento
También nosotros aquél día
En que nacemos de infidencias
Sabremos que eres la vida y la nada!

La muerte tiene una mirada para todos
La tuya se me quedó incrustada
Ni siquiera pudo matarme
Tres veces lo intentó
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos

Será como abandonar un vicio
Devolver los escarnios
Como ver que emerge de nuevo
La vida en la memoria
La perpetuidad en el recuerdo
Un rostro muerto en el espejo
Ese olor vacante de tu cuerpo
Como escuchar un labio cerrado
Un beso tardío
La base para unas lágrimas

Descenderemos al remolino, mudos
Para que nada de lo que te nombraba
Ya te nombre
Y que si viene otra vez la muerte
Y trae en sus manos tus ojos
Los deje en mi mirada
Para que yo decida.