Poema a mi Sobrenada

el sobretodo es mi mejor amigo

bebemos vino de consagrar en los viñedos

y nos emborrachamos,

compartimos el amor con las mujeres.

mi sobretodo es sensual y seductor.

en la cárcel era un colchón

en los prostíbulos era un refugio

con las manos hundidas en los bolsillos

que me salvaba del naufragio de los besos baratos.

en el invierno me defendía de la lluvia

y en el verano era una sombra luminosa.

mi sobretodo era una incitación voluptuosa a la pereza,

al calor, al heroísmo, al amor, al invierno.

en los momentos de peligro me hacía pasar por detective

y me daba un aire respetable de gran señor del hampa.

mi cuerpo se pierde en él cuando me persiguen,

en mi buena época del parlamento él hablaba por mí:

silencioso

tímido

elocuente.

ha sido una bella disculpa

para eludir serias responsabilidades históricas.

mi sobretodo es a veces el lecho del amor

en los sitios despoblados de la ciudad

tiene un oculto sabor de pecado prohibido.

mi sobretodo es un gran honor.

tiene más historia que una alfombra mágica.

yo lo consagro como el receptáculo privilegiado

donde algunas mujeres tendieron su columna vertebral

completamente desnudas

de cara al sol o a la noche.

mi sobretodo es testigo de la ternura y el terror.

fue acariciado por manos sofocadas de mujer

y desgarrado por puñales de odio.

mi sobretodo tiene quemaduras de tabaco

y huellas de disparos asesinos

y marcas sospechosas de labios rojos.

yo lo empeño por 8 pesos en los momentos de apuro,

mi sobretodo está saturado de sudor animal

tiene residuos de manchas de sangre y aceite…

sonidos vegetales.

cuando no llueve y hace calor me lo quito

me hundo en la noche oscura y mojada

o me hundo en el día lleno de sol, seco.

mi sobretodo es humano y feo

y todos los domingos guarda en sus bolsillos